martes, 19 de abril de 2011

Blancas paredes....



Solía pensar que las paredes blancas eran la mejor opción para una habitación.

Si estabas lejos de gente querida, recubrirla de fotos de ellos sólo haría que abrieras el cajón de la melancolía, la pena, la tristeza y la añoranza constantemente. Así que solía tener mi pared bien blanca y el cajón bien cerrado.

Luego, compartes, o así lo crees, tu vida con alguien y tu pared blanca empieza a estar llenda de todo lo que nunca has querido tener para no abrir ese cajón. Tu espacio habitable empieza a disminuir: primero una tontería, depués otra tontería, luego un cepillo de dientes, depués la espuma de afeitar, luego el perfume, y depués su ropa acaba en tu armario y la tuya vete tú a saber dónde.¿ en su casa? ¿ en la mia?¿será en la de mis padres?. Tu espacio habitable es ocupado por fotografías, tickets de conciertos, de cine, viajes, regalitos....¿para qué? Para no tener que abrir el cajón de recuerdos.

Después, un buen día, decides que se acabó. Entonces recojes todo y lo metes en una caja blindada de hierro con una llave y un candado de acero que sueldas para que te sea imposible abrirlo. Tu pared vuelve a ser blanca. Y ese espacio habitado vuelve a ser habitable; solo que ahora hay más espacio para el aire por que tú ya te habías acostumbrado a compartirlo, y ahora ese espacio está vacío.

De repente abres un cajón y...oh dios mio!¿qué hace esto aquí? el cuerpo se te vuelve del revess, lso recuerdos a la cabeza y se abre la caja blindada. De nuevo tratas de tirarlo a la basura y poner la caja blindada lo más lejos posible.

He decidido que seguiré con mis paredes blancas ahora que estoy sola. Pero que seguirán así cuadno no lo esté. No quiero más recuerdos metidos en una caja. Solo vivencias.


"borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella." Milan Kundera

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